Las mejores formas de conservar la lechuga.

Para que la lechuga dure más tiempo en la nevera, si no queremos lavarla al llegar a casa, lo mejor es guardarla en una bolsa de plástico que cubra la zona del tallo pero que deje respirar a las hojas así se conserva la humedad en la parte del tallo y sin embargo las hojas están libres de humedad. A mayor humedad más rápido se estropean las hojas de la lechuga. En este caso también es importante retirar las hojas que se vayan estropeando sobre todo si se quedan como si estuvieran mojadas y pringosas.

Si por el contrario prefieres lavar la lechuga entera para poder guardarla lavada y así tener la posibilidad de preparar una ensalada en un tiempo récord entonces el método es diferente. Y aquí incluso podríamos distinguir dos métodos diferentes.

Lechuga lavada y lista para servir en casa.

Así que lo que queremos es tener una lechuga cortada y lista para servir como cuando la compramos embolsada. para ello lo primero que tenemos que hacer es lavar bien la lechuga y retirar las hojas que estén feas ya que serán las primeras que se va a estropear.

Después tenemos que asegurarnos de secar las hojas de lechuga lo mejor posible. Y aquí podemos hacer dos cosas, teniendo en cuenta que no conviene amontonar muchas hojas de lechuga. Si la lechuga es muy grande lo mejor sería utilizar dos recipientes .

Las hojas de lechuga las podemos guardar, una vez lavadas y secas de dos maneras diferentes. Una sería troceándolas con un cuchillo para evitar dañar las hojas al cortarlas. Una ver troceadas colocamos un papel absorbente de cocina en el fondo del recipiente y encima la lechuga.

El segundo método sería parecido. Colocamos el papel absorbente cubriendo el fondo del recipiente, y encima las hojas de lechuga enteras, sin trocear y en este caso volvemos a colocar otro papel de cocina encima de las hojas antes de cerrar el recipiente. En ambos casos la lechuga se debe conservar en refrigeración hasta el momento de ir a consumirla.