Las mejores recetas de huevos rellenos fríos y calientes.

Los huevos rellenos son una de las recetas estrella del verano, especialmente las recetas que se preparan frías. Los huevos rellenos son recetas que tienen la ventaja de que se pueden preparar con antelación y además muchas de estas recetas de huevos rellenos se pueden preparar con ingredientes básicos de la cesta de la compra e incluso ingredientes básicos de un buen fondo de despensa por lo que casi podríamos decir que se pueden incluso improvisar.

Pero los huevos rellenos no solo se pueden comer en verano ya que también existen otras recetas de huevos rellenos para comer calientes, algo que resulta delicioso cuando no hace tanto calor. En este caso los huevos rellenos también se pueden preparar con antelación y solo será necesario calentarlos o gratinarlos un poco antes de ir a comer.

Huevos rellenos como aperitivo o como plato principal.

Las diferentes recetas de huevos rellenos tanto fríos como calientes que encontrarás en mi guía nutricional te van a permitir utilizarlos tanto de aperitivo o como entrante o si los acompañas de los ingredientes adecuados, podrías incluso preparar un plato completo utilizando las recetas de huevos rellenos.

Por ejemplo unos huevos rellenos de atún y pimiento acompañados de una buena ensalada de hojas verdes, tomate, cebolleta y aceitunas, podría ser un plato ideal para una comida de verano. Y unos deliciosos huevos rellenos de champiñones, acompañador por ejemplo de unas patatas gajo al horno y un poco de pollo al curry también puede ser un buen plato único para tomar caliente.

Así que ya ves que tienes muchísimas opciones diferentes para utilizar las diferentes recetas que te propongo de huevos rellenos.

Al freír los alimentos en abundante aceite estos absorben o recogen parte del aceite de fritura. El problema de los aceites de fritura es que al alcanzar altas temperaturas empiezan a desnaturalizarse y dependiendo de su punto de humo pueden incluso formarse compuestos peligrosos para la salud. El punto de humo es la temperatura máxima a la que se puede someter el aceite antes de que empiece a humear y a desnaturalizarse.