La lechuga engorda.

Esta es una frase que se escucha muy a menudo. Hay muchas personas que piensan que comer lechuga les engorda y eso es algo que es prácticamente imposible ya que el contenido calórico de la lechuga es muy bajo y además aproximadamente el 90% de su composición es agua. Por lo tanto la frase “la lechuga engorda” es por supuesto un mito alimentario, no es cierta.

Lo que suele ocurrir es que la lechuga no se come sola y como mínimo se aliña para comerla con aceite, vinagre y sal. Si nos pasamos con la cantidad de sal que utilizamos para aliñar la lechuga es posible que se produzca retención de líquidos, pero no por el consumo de lechuga, sino por el consumo de sal.

Además si preparas una ensalada en la que añades muchos ingredientes calóricos como queso, frutos secos, semillas, y alguna salsa o demasiado aceite, es posible que la ensalada aumente su contenido calórico en exceso, algo que por supuesto no es debido a la cantidad de lechuga, sino al resto de los ingredientes.

Ensaladas que no engordan.

Si te gusta preparar ensaladas que lleven muchos ingredientes además de la lechuga ten en cuenta que debes prepararlas de manera adecuada para que no se conviertan en una ensalada demasiado calórica. Primero deberás utilizar abundante lechuga u otras hojas verdes como canónigos, o rúcula, y después pensar en añadir ingredientes que aporten proteínas y otros que aporten grasa saludable. Entre los primeros sería por ejemplo huevo cocido, pollo, atún o queso y entre los segundos tendríamos el aceite de oliva, las semillas, frutos secos y el aguacate. 

La lechuga acompañada de otros vegetales como por ejemplo el tomate deberían ocupar más de la mitad de la ración, a ser posible dos tercios de la ración y los otros ingredientes deberían ocupar menos de la mitad, a ser posible un tercio de la ración.